Este post va a ser un poquito diferente al resto.
Y es que en él vamos a contarte una historia que posiblemente te resulte familiar.
La historia de Laura.
Laura lleva un tiempo dándole vueltas a la idea de emprender… o mejor dicho, de “reemprender”, porque en realidad ella ya tiene un negocio propio: una peluquería.
Una peluquería que durante los últimos años había ido muy bien, pero ahora, con la crisis, su facturación se ha desplomado.
Por eso se está planteando crear un segundo negocio en Internet, con la idea de tener un plan B por si las cosas no remontan.
El problema es que no sabe si será capaz.
Porque la primera vez que emprendió lo hizo siendo más joven, con muchas ganas y además con la motivación de poder dejar su anterior trabajo, que no le satisfacía en absoluto.
Pero después de tanto tiempo, ¿tendrá fuerzas para volver a empezar el camino desde cero? ¿Seguirá viva su actitud emprendedora?
***
Estas dudas que tiene Laura son muy normales.
Y lo más curioso es que son (casi) las mismas que tiene una persona que jamás ha tenido un negocio propio pero siente el gusanillo de emprender.
Porque en el fondo ese camino (y los obstáculos que te encuentras) es siempre el mismo.
Y la actitud que necesitas para recorrerlo y llegar hasta el final, también.
Así que si estás en uno de estos dos casos, atento a este post, porque vamos a contarte cómo superó Laura sus dudas y se lanzó a crear su proyecto. 😉
Índice de contenidos del artículo:
✅ Los 6 pilares de una actitud emprendedora que te llevará al éxito
Después de darle muchas vueltas, Laura asume que su futuro pasa por volver a emprender.
No solo por tener un plan B, sino porque realmente le apetece.
Tiene algún que otro proyecto aparcado desde hace tiempo, así que piensa que esta coyuntura es una buena “excusa” para intentar llevarlo adelante.
Y en el momento en que toma la decisión de dar el paso, ocurren dos cosas.
La primera es que vuelve a sentir ese cosquilleo de ilusión en el estómago, el mismo que notó la primera vez que decidió que iba a ser emprendedora.
Y la segunda…
👉 1. Tienes miedo, pero eso no te frena
…la segunda es que le entra miedo.
Uno que también se parece mucho al que sintió la primera vez.
Incluso peor, porque cuando montó su primer negocio no tenía cargas familiares ni obligaciones.
Pero de eso han pasado unos años. Años en los que ha encontrado pareja, han comprado una casa, se plantean tener un hijo… Eso le hace dudar de si realmente es un buen momento para emprender.
Así que se planta ante el espejo, apoya las manos en el lavabo y se dice:
“A ver, Laura, para un momento y piensa.
Miedo has tenido siempre. Hasta cuando la peluquería ya estaba en marcha, siempre había algo que te daba miedo. Y eso es bueno, ¿no? Si algo no te asusta es que no será tan importante.
Aparte, sí, tienes más obligaciones, ¿y qué? Para eso tenemos unos ahorros, por si las cosas van mal.
Y además, ¿quién dice que esto sea un todo o nada?
Tampoco voy a cerrar la peluquería de golpe y ala, a la aventura. Puedo aprovechar las horas que tengo libres para probar con esta nueva idea y ver si consigo clientes. Y si no funciona, pues a otra cosa.
Vamos, que riesgo hay, pero no es tanto. ¿A qué viene tanto miedo?”.
En definitiva, Laura decide que sí, que tiene dudas… pero que eso nunca la ha frenado y no lo va a hacer ahora. 😉
👉 2. “Disfrutar con lo que haces” no es opcional; es una obligación
A Laura le encanta atender a los clientes de su peluquería.
De otro modo no habría sido capaz de hacerla crecer (incluso aunque hubiera sido el negocio más rentable del mundo).
Y sabe que, si quiere volver a emprender, la única forma de tener éxito es precisamente esa: elegir algo que le llene.
Por ejemplo, un campo que le llama mucho la atención es el del marketing digital.
Ella misma ha trabajado para posicionar la web de su peluquería en Google y alguna vez ha pensado: “Me encantaría probar a hacer lo mismo para otras empresas”.
Así que decide que esa puede ser una buena opción para crear su negocio.
Pero claro…
👉 3. Cada nuevo reto te impulsa a seguir adelante
Laura se da cuenta enseguida de que una cosa es trabajar la estrategia online de su propio negocio, y otra muy distinta dedicarse a ello profesionalmente.
Lo primero que ve es que necesitará formarse. Además, incluso después de eso le hará falta mucha, mucha práctica.
Pero de nuevo esas dudas no son un freno para su motivación.
Todo lo contrario; la idea de comprobar si es capaz de afrontar este nuevo reto, de pivotar y reinventarse, aviva esa emoción y la empuja a dar el siguiente paso.
Así que se pone a investigar, para ver en qué campo del marketing podría especializarse.
Aunque está entre varias opciones, al final el perfil que más le llama la atención es el de Optimizer Manager (porque a ella eso del SEO y de diseñar estrategias online le encanta).
Tras tomar la decisión, busca un curso para formarse.
Y al mismo tiempo corre la voz entre sus clientes, porque sabe que algunos de ellos también tienen negocios propios y podrían estar interesados en sus servicios.
Así, todo lo que va aprendiendo lo pone en práctica enseguida.
👉 4. Error = aprendizaje
Laura comienza poco a poco.
Por las noches, cuando cierra la peluquería, dedica un par de horas a trabajar en los primeros proyectos que ha ido consiguiendo.
Es agotador, pero sabe que es la mejor forma de reducir el riesgo. Así mantiene los ingresos que le genera la peluquería y no tiene tanta presión para captar clientes enseguida.
Además, también puede comprobar si está capacitada para afrontar este nuevo reto y si disfruta con ello.
Pero el mayor problema es que, al principio, comete bastantes errores.
Las webs que diseña para sus clientes no se posicionan tan rápido como había previsto, las campañas de SEM consiguen menos clics de los que esperaba y tiene que cambiar los anuncios varias veces…
Eso hace que su Síndrome del Impostor vuelva a hacer de las suyas.
“¿Y si en realidad no estoy capacitada para esto? Que sí, que me he formado y que me gusta, pero esto es muy complicado. Y estoy jugando con el dinero de mis clientes…
No.
De eso nada. Déjate de rollos, Laura.
A ver, ¿qué pasa? ¿Que estás cometiendo errores?
Pues claro que sí. Si es que acabas de empezar en esto, eres una novata total. Tendrás que ir aprendiendo, ¿no?
Eso es lo importante, aprender. Vale, que la campaña de este cliente el otro día no fue bien, pero al final dimos con la tecla y los anuncios empezaron a convertir más, ¿no?
Te tienes que dar un poco de tiempo, ir aprendiendo poco a poco. Y punto”.
Recuerda: equivocarse, aprender, equivocarse, aprender…
👉 5. Eres un curioso compulsivo
Poco a poco, a medida que va asimilando los conceptos básicos, Laura se da cuenta de que tomó la decisión correcta.
El mundo del marketing digital le encanta.
Por eso sigue:
- Consumiendo contenidos gratuitos (blogs, podcasts, etc.) relacionados con el marketing.
- Leyendo libros de expertos.
- Haciendo nuevos cursos sobre otras áreas del marketing (copywriting, marketing de contenidos, imagen de marca, etc.).
No solo para estar actualizada (que también es imprescindible), sino simple y llanamente porque todos esos temas le apasionan y quiere saber más.
Y sin darse cuenta, todo eso que va aprendiendo hace que su servicio mejore mucho más rápido.
👉 6. Ayudar a otros hace que te sientas realizado
Con el tiempo, las habilidades de Laura van mejorando.
Cada vez se siente más segura y los proyectos que realiza dan mejores resultados día a día.
Entonces recibe un email de uno de sus clientes.
Un email en el que, para su sorpresa (y felicidad), ese cliente le da las gracias, porque:
“Porque no te haces una idea de todo lo que me has ayudado.
Sinceramente, no pensaba que un negocio como el mío tuviera cabida en Internet. Pensé que había que probarlo, pero no venía con ninguna esperanza.
Ahora he cambiado totalmente de idea, viendo lo bien que va la web y los clientes nuevos que estoy consiguiendo.
Y eso ha sido gracias a ti y al trabajo tan increíble que has hecho.
Eres una gran profesional y estoy muy contento de haber decidido trabajar contigo.
Gracias, de verdad.”.
Al terminar de leerlo, Laura da un bote de la alegría.
Tras tanto trabajo, tantas dificultades y tantos baches, parece que por fin todo ese esfuerzo empieza a dar frutos.
Y esa sensación de que su servicio es útil para otras personas, de que está ayudando a otros negocios a crecer, hace que su motivación se eleve hasta las nubes.
Después de todo, tiene la seguridad de que ha tomado el camino correcto.
✅ ¿Y si la historia de Laura fuese la tuya?
Laura no es una persona real; pero su historia, sí.
Y es que ese es el mismo camino que han recorrido muchos de los alumnos que se han formado en nuestra escuela y se han reinventado como Optimizer Managers.
Un perfil que:
- Te permite ayudar a otros negocios a crecer.
- Sigue un método validado por nosotros durante 13 años, el método #TúPrimero (que puedes aprender desde cero aunque no tengas ni idea de SEO ni de SEM).
- Genera ingresos recurrentes (lo que te da estabilidad desde el primer momento).
Si tienes curiosidad sobre este perfil, estamos preparando una nueva edición de la Semana #GánateLaVidaConGoogle.
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Tanto si buscas un plan B para tu negocio como si estás pensando en emprender por primera vez, nuestro consejo es que te apuntes.
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¿Qué dices? ¿Nos vemos dentro? 😉